La Granja de animales es una obra maestra atemporal, desconcertante, ya que sigue siendo actual. Como las promesas de los gobernantes de cada estado y país, "para ser mejores" que sus predecesores, siempre terminan con el Napoleón de guardia, que se destaca y es peor que los humanos antes que él.
Ya sea que se llamen Napoleón o Stalin, el final de la historia es siempre el mismo.